
Opinión ‘La primera muerte’ (‘First Kill’). La reinterpretación sobrenatural y lésbica de ‘Romeo y Julieta’ es una mezcolanza de elementos, recursos y tonos que funciona como entretenimiento pasajero en un contexto de avidez por las historias LGBTQI+
Reseña | Análisis de la serie ‘La primera muerte’ (‘First Kill’), de Netflix, tras ver los ocho capítulos de la primera temporada. no contiene spoilers.
“Es malo, pero estoy dentro”. Esa es la frase que la autora de estas cartas le escribe a otro colega de esta redacción al compartir sus primeras impresiones respecto ‘Primer asesinato’ (‘La primera muerte’), una de las nuevas incorporaciones seriales al catálogo de Netflix que se produjo el pasado viernes 10 de junio. Una expresión que ha encontrado decenas de homólogos en las redes sociales horas después del estreno de la ficción y que refleja, Por un lado, la acogida que ha tenido la serie entre el público como parte de los llamados “placeres culposos”; y por otro, el modelo de producción en cadena de la plataforma de streaming.
De Romeo y Julieta a Julieta y Calíope
Basado en una historia corta del escritor de fantasía estadounidense. victoria e. schwab‘La Primera Muerte’ relata la Historia de amor imposible entre Juliette (Sarah Catherine Hook), un vampiro ingenuo e introvertido descendiente de una prominente y larga línea de vampiros de primer nivel conocida como “Legados”; Y Calíope (Imani Lewis) la hija menor de una familia de cazadores de monstruos y miembros de una organización mundial de protectores humanos llamada “The Guild”. Están, por naturaleza y tradición, destinados a ser enemigos, pero el amor, el destino y las hormonas adolescentes tienen otros planes para ellos.
Como si fueran los Montesco y los Capuleto, los Fairmont y los Burn son dos clanes enfrentados por el poder y el orden sobrenatural en Savannah, Georgia. Los vampiros legendarios han logrado camuflarse entre la sociedad civil y hacerse un hueco en las instituciones y la élite humana del pueblo, mientras que los cazadores, recién llegados a la ciudad, tienen la misión de acabar con todos los monstruos y devolver la paz a la ciudad. pueblos calles Sin embargo, la atracción irresistible y la conexión innegable entre Juliette y Calliope se desatarán. una guerra sin precedentes entre ambas familias.

‘La primera muerte’, creada y escrita por la propia Schwab y producida por la actriz Emma Roberts, toma como referencia la obra maestra de William Shakespeare para ofrecer otra mirada a la historia de amor más icónica de la historia de la humanidad. Esta revisión incluye vampiros, brujas, monstruos, adolescentes lesbianas, interracialidad, empoderamiento femenino, matriarcado y también las clásicas traiciones, mentiras, pasiones condenadas y amores torturados. Pero lejos de limitarse a construir personajes sólidos y una historia con estos mimbres, que de por sí son bastante brebaje, Schwab se enreda añadiendo un entramado de subtramas y personajes secundarios de muy distintos matices que llenan una idea de potencial.
Así, más allá de los amantes, del lado de Fairmont, la serie también se construye sobre las historias de Margot (Elizabeth Mitchell), una madre vampira con un historial de deshonor; Elinor (Gracie Dzienny), la hermana ambiciosa y sin escrúpulos de Juliette; u Oliver (Dylan McNamara), el hijo repudiado, torturado y manipulado que busca venganza. Por el lado de Burns, ‘La primera muerte’ también se centra en los personajes de Talia (Aubin Wise), la madre protectora; Apolo (Dominic Goodman), un cazador engreído y egoísta; o Theo (Phillip Mullings Jr.), adoptado tras la muerte de su madre a manos de un vampiro. Todos ellos, de una forma u otra, se interpondrán en los deseos y sentimientos de los jóvenes protagonistas.
‘La primera muerte’: caótica pero entretenida
El fruto de todo esto es un historia excesivamente coral que es caótica e inconsistente en muchos aspectos, y que en ocasiones se parodiaba a sí mismo y en otras se tomaba demasiado en serio. Toda la serie destila un sangriento amateurismo que se refleja, entre otras cosas, en una innecesaria voz en off que busca una fingida profundidad que la serie no es capaz de conseguir por otros medios; unos diálogos excesivamente melodramáticos y literales, un montaje arbitrario y una puesta en escena que adolece de una bochornosa falta de presupuesto.
Por eso la imagen que deja ‘The First Dead’ es la de la serie a modo de coctelera en la que se ha vertido el tono de las ficciones adolescentes de The CW, diálogos y entramados propios de los fanfics de Wattpad, una lista aleatoria de canciones pop de Spotify. , efectos especiales de un proyecto universitario, y las vagas ambiciones de recoger el relevo de ‘Buffy cazavampiros’ o la saga ‘Crepúsculo’.
Pero sobre todo, el punto más débil de la serie es no haber trabajado lo suficiente en los personajes principales ni su relación. Juliette y Calliope pasan de besarse en una despensa a declararse amor eterno en cuestión de un episodio, y la serie deja el desarrollo de ese nexo a una mezcla de fórmulas de amor romántico y mitología vampírica, en lugar de una construcción más profunda y coherente. Tanto ellos como su historia de amor son tragados por la vorágine de elementos de la historia.

Sin embargo, la química entre Hook y Lewis es capaz de resistir la innumerables actos de fe y concesiones que el espectador tiene que hacer para continuar con el visionado de la serie Algo en lo que tanto Schwab como Netflix han confiado demasiado. Y es que si de algo sabe la plataforma de streaming es que, en un contexto de avidez por la representación del colectivo LGTBQI+, prácticamente cualquier relato al margen de la heteronormatividad va a despertar, al menos, la atención de la audiencia. , independientemente de su calidad. Y esto parece haber ocurrido en el primer fin de semana de ‘La primera muerte’ en la biblioteca de la plataforma, ya que ha logrado posicionarse entre los diez contenidos más vistos en muchos de los mercados en los que opera la compañía. Que la serie quede en la memoria del público o de la crítica la próxima semana, es otra historia.
Pero para entonces, ‘La Primera Muerte’ habrá cumplido dos de sus principales objetivos, el de resultar de entretenimiento temporal y cumplir con la cuota de diversidad del catálogo de Netflix. Suficiente para que, si la compañía consigue los números, la serie regrese pronto con una segunda entrega. Una nueva oportunidad para corregir errores, reorientar la historia y profundizar en los protagonistas. Otra oportunidad para el autor de esta letra de decir “Ya está menos mal, estoy dentro”.