Ganar la Dauphiné Libéré, como se llamaba entonces a esa carrera, contra figuras tan importantes como Bernard Hinault, Greg Lemond, Pascal Simon y Stephen Roche, fue especial, muy especial, me enamoro cuando lo recuerdo..
No sé si mucha gente sabe que fuimos a esta prueba por “Arepa”. En principio, la invitación era para el equipo de Luis Herrera. Yo formaba parte del grupo Leche La Gran Vía, pero la federación nos invitó. Francisco Rodríguez y Fabio Parra eran nuestros líderes pero Fabio no fue a Francia porque forzó mucho en la Vuelta a Colombia.
Completaron el grupo Reynel Montoya, Alirio Chizabas, Armando Aristizábal y Pablo Wilches, encabezados por Marcos Ravelo.
Pacho era el que mejor caminaba y era el líder del equipo. Tuvimos que usar diferentes uniformes. Nos prestaron unas de Mavic que eran amarillas y negras, solo nos dieron una y teníamos que lavarla todos los días.
Las bicicletas fueron utilizadas por los ciclistas del Café de Colombia y almacenadas en Europa. No teníamos ropa adecuada para el invierno, tuvimos que ir a Europa y comprar guantes y chaquetas.
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A la izquierda el colombiano Martín Ramírez.
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Chizabas se retiró y nos quedamos con cinco ciclistas mientras que los otros grupos eran nueve. Francisco Rodríguez tenía un aliciente, su mujer y su hijo estaban en la carrera, algo que le llenaba de confianza.
Llegó el día de la etapa del rey. Fueron 154 km y entre Chambéry y Fontanil. Ganó Pachó dejando segundo a Hinault, 3m52s, yo estaba 4m12s casi listo para Colombia.
Patrocinio Jiménez y Édgar ‘Condorito’ Corredor corrieron por el equipo Teka y nos ayudaron mucho. El domingo 30 de julio fue clave. Ese día, Hinault casi ataca desde el inicio. Nos quedamos con Pacho, que no estaba bien. Cuando vimos que el francés se escapaba, decidimos atraparlo y dejar atrás a Francisco. En uno de ellos pasó el coche y Ravelo nos dijo que Pacho se había parado por problemas en la rodilla. Salimos al frente. Otros se fueron a trabajar. Estaba lloviendo, hacía mucho frío, y al final hubo nieve. Marcos nos dijo que la idea era estar cerca y aprovechar un descuido.
Hinault lanzó un ataque salvaje, tenía una ventaja de ocho minutos, pero el día era traicionero. Más tarde, los franceses pagaron por el esfuerzo. Ravelo me dijo que la idea era darle tiempo a Lemond pensando en la última contrarreloj. Fui segundo en la general y Hinault fue parcialmente líder y el objetivo era asegurar ese segundo lugar. No esperábamos nada más.
Había nieve mientras subía el premio final de la montaña, pero comencé a apuntar para quitarle tiempo a Lemond, pero me sorprendió cuando Hinault dio la palidez. Choqué contra él, lo vi mal y no dudé ni un momento en seguir recto. Me lo bajé de la bici, pedaleé con toda el alma y me tomé mi tiempo en la meta. Me puse líder, le quité 20 segundos en la clasificación general y solo quedaban dos etapas.
La primera era una carrera online de 100km, llana, y la otra era una subida cronometrada también en bajada y llana. No teníamos equipo para defendernos. El único que me ayudó fue Pablo Wilches. El resto no lo fue.
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Nos decían que éramos gallinas, en el estacionamiento nos decían cosas de coca…
Había gente que no creía en nosotros. Esa época era ideal para Hinault, era su terreno y un carácter así, bueno… no tenía nada que perder y lo di todo. Como no había tecnología hoy, la hicimos.
No teníamos referencias, así que establecimos múltiples puntos de tiempo. Los ciclistas del equipo eliminado lo hacían cada cinco kilómetros y nos cantaban la diferencia a Hinault. Me tomó 30 segundos en la subida, en la bajada y en la pista me bajó pero al final le gané por siete segundos más lo que tenía porque lo subí y él por 27 se fue.
¡Fuimos campeones!
Durante la carrera no nos trataron bien. Nos dijeron que éramos gallinas, en el estacionamiento nos dijeron cosas de coca, eso lo entendí, pero nos volvimos locos, no perdimos el foco. El premio era dinero que compartimos como equipo. Tengo en mi casa el trofeo que gané y una placa. Los guardo como un tesoro. Cuando llegamos a Colombia nos subieron a un carro y caminamos por la calle 26. El presidente era Belisario Betancur.

Bienvenido Martín Ramírez tras ganar la carrera.
Recordar lo que pasó entonces me hace feliz. Fui el primer colombiano en ganar el Dauphiné, no éramos profesionales, éramos amateurs y le dábamos sopa y sequedad a los europeos.
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MARTÍN RAMÍREZ
ESPECIAL PARA CLIMA DEPORTIVO