“El miedo es un exceso de futuro que no nos permite ser positivos y amorosos con el presente”, nos dice una psicóloga. Hay varios síntomas que pueden indicar que estás teniendo un ataque de ansiedad y aquí te enseñaremos a reconocerlos.
Por: Natalia Delgado
“Normalmente, las personas que sufren de ansiedad se enfocan demasiado en el futuro y fomentan pensamientos dañinos, especialmente cuando se combinan con incertidumbre y ansiedad”, dice Dulce Pérez, licenciada en psicología.
Sin embargo, las causas de la ansiedad pueden variar, entre ellas: “Situaciones externas, rasgos de personalidad, genética, factores médicos, abstinencia de cualquier sustancia; principalmente porque no saben comprender, manejar y reacondicionar las emociones”, dice la psicóloga.
Los síntomas van desde físicos a psicológicos. Por un lado, el miedo provoca inquietud y físicamente se puede sentir taquicardia, opresión en el pecho, dificultad para respirar, temblores, sudoración, náuseas, dolor abdominal, ansiedad y fatiga.
A nivel psicológico, la persona sufre miedo excesivo injustificado, exigencias excesivas, preocupaciones extremas, ganas de huir, bloqueos y miedo a la muerte, aunque no haya peligro.
“Todo el mundo es diferente, por lo que no todos padecen los mismos síntomas ni la misma intensidad, depende mucho de la predisposición biológica y psicológica”, añade Dulce.
¿Cómo sabes que alguien está en crisis?
“Por lo general, aparecen los signos físicos más conocidos: dificultad para respirar y sensación de ahogo. Otras veces, según la reacción, los síntomas no se sienten porque la crisis es interna”, explica la licenciada.
Cuando notamos que una persona está teniendo un ataque de ansiedad o nos pide ayuda, lo primero que debemos hacer es mantener la calma, aunque no sepamos qué hacer. “Hay que acompañarlos, pero sin agobiarlos demasiado”, sugiere el médico especialista y añade que si él o el interesado está tomando medicación hay que preguntar y ofrecer.
También ayuda ir a un lugar tranquilo, ya sea un espacio abierto o cerrado, ofrecerle un vaso de agua y ayudarlo a respirar conscientemente. “Puedes tomar una respiración profunda, sostenerla durante unos segundos y exhalar; esto ayuda a centrar la atención y reducir la tensión”, explica Pérez.
Lo que decimos también influye, por lo que es ideal no atacar, juzgar o cuestionar. La escucha activa y empática es mejor cuando la persona quiere hablar bien, y cuando no, simplemente acompañarla.
“Si muestra que quiere expresarse, podemos preguntar, escuchar e incluso describir cada elemento que tenemos enfrente, por ejemplo: un auto, de qué color es, marca, si es un buen vehículo o no. , si consume o no, si se cambia o no el volante, etc. Cualquier comentario que desvíe la atención del ataque ayuda mucho”, apunta.
¿Cómo se pueden prevenir los ataques de ansiedad?
“Incluye muchas actividades. Si nos diagnosticaran ansiedad, sería conocer nuestros límites, estar en lugares tranquilos, respirar conscientemente, meditar, movernos y lo más importante, hacer cosas que nos agraden y nos hagan felices, que nos den una sensación de bienestar. ser”, aconseja la especialista.
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