
Game Boy tuvo una gran influencia en la industria de los juegos y ayudó a llevar los videojuegos a la corriente principal. Sigue siendo muy popular a pesar de sus limitaciones, desde sus especificaciones básicas que limitan el alcance de sus juegos hasta su modesta pantalla. Sin embargo, estas limitaciones pueden ser una fortaleza en las manos adecuadas.
Eso se destaca bastante bien en el siguiente tweet del artista de píxeles Klas Benjaminsson, que muestra algunos trabajos producidos en el dispositivo portátil clásico de Nintendo.
Como se puede ver en los detalles del tuit, estas imágenes forman parte de la exposición Memory Limits en el Vapriikki Museum Center de Tampere, Finlandia. Lamentablemente, la exposición llegará a su fin pronto, el 6 de junio, y tiene un enfoque interesante para presentar obras de arte. Con obras de nueve artistas, busca resaltar el poder de plataformas como Game Boy para despertar la imaginación e inspirar a los jugadores.
Para una generación de niños que crecieron en los años 90, Game Boy era su propia “computadora personal”. No era una pieza más de hardware, sino su primera pantalla privada donde se podían vivir aventuras, a menudo sin la interferencia de los padres. En el patio de la escuela con amigos o debajo de una manta con una linterna, se pueden descubrir mundos en su pequeña y tenue pantalla de 4 colores. Todo lo que se necesitó fue un poco de imaginación para dar vida a estos reinos pixelados.
El juego nunca es un acto de consumo unilateral. Un buen juego se imprime en la mente del jugador. Se absorbe y transforma, estimulando la imaginación de quien lo toca. La magia de Game Boy inspiró a los niños a llenar los espacios en blanco que los juegos no querían expresar, crear sus propios mundos y expresar sus propias ideas. Para algunos, estas experiencias impulsaron carreras en las artes.
Límites de memoria completa este círculo. Para cada uno de nuestros nueve artistas, Game Boy se convierte en el medio para sus ideas, historias y visiones individuales. Pixel a pixel, han creado obras de arte que se ejecutan como software en el hardware antiguo original. El Game Boy puede o no ser parte de la historia de cada artista, pero a través de su lente de plástico se convierte en nuestra ventana a sus recuerdos.
Muchos de nosotros no podremos visitar la exposición, pero parece una gran idea que, con suerte, se replicará en más lugares en el futuro. Como siempre, déjanos saber lo que piensas en los comentarios.